"El escritor parásito es la contraparte cómica -la conciencia- del trágico caso representado por el docto o erudito. En lugar de entregar toda la fuerza "en el decir sí y no, en la crítica de lo ya pensado", esto es, en lugar de verse obligado a insuflar autonomía en el automatismo, el escritor parásito vive a costa de quienes ama -Nietzsche, Kafka, Dostoievski...- En una palabra, describe.
...Aquí no se habla sobre el parasitismo. Se parasita. No hay manos que lavarse.
El escritor parásito, en fin, recupera potencialidades de la sintaxis clásica. Ha redescubierto, cree, virtudes del punto y coma".
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