"En su espóntaneo padecimiento de la otredad y en la reacción al dominio que ejerce la conciencia, el desbordamiento de todo límite se apodera del ánimo. Se enfrenta y tiende a lo no conocido, aquello que está más allá de la conciencia y de la acción humana, y se precipita con ello al demónico abismo de lo indecible, de lo nefas, donde desaparece la solidez de todo fundamento. El traspaso a esto extraño suprasensible, lo sin límites, implica el abandono de la existencia individual del sujeto. Lleva con ello más allá de la certeza y la satisfacción que brinda la conciencia".
Tomado de la revista Estudios de filosofía de la Universidad de Antioquia. Número 9, Febrero 1994.
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