"Sin embargo más que Vasudeva era el río el que le iba enseñando cosas. De él aprendía incesantemente. Lo primero que aprendió fue a escuchar, a prestar oído con el corazón en calma, con el ánimo abierto y expectante, sin apasionamiento, sin deseos, juicios ni opiniones...
-¿También a ti te enseñó el río aquel secreto: que el tiempo no existe?...
-Sí, Siddharta -repuso-. Te estarás refiriendo sin duda a lo siguiente: que el río está a la vez en todas partes, en su origen y en su desembocadura, en la cascada, alrededor de la barca, en los rápidos, en el mar, en la montaña, en todas partes simultáneamente, y que para él no existe más que el presente, sin la menor sombra de pasado o de futuro...
...Nada ha sido ni será; todo es, todo tiene una esencia y un presente".
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