MONTAÑAS / 1
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Nada en ellas es blando.
No son éstas, por cierto,
las formas de una tierra
llana y amable.
Aquí hay breñas y riscos, no redondas
colinas. Su apariencia
hace saber la roca
de la entraña: osaturas,
declives mondos.
Ya los mismos nombres
con que hablamos de ellas
dicen lo que son: una sierra,
el boquerón, el cerro,
la cuchilla.
Líneas secas,
tajantes.
Y esa luz,
esa reverberación de la luz,
esos desfiladeros deslumbrantes.
2
Dame, dios,
mi dios,
mi diosecito pequeño,
rústico:
tú,
a quien creo acariciar
cuando le paso por el lomo
la mano a mi perro,
dame
esta dura apariencia de montañas
ante los ojos
siempre.
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